La meningitis es una inflamación de las meninges, las membranas que recubren el cerebro y la médula espinal. Estas estructuras protegen el sistema nervioso central, y cuando se inflaman, pueden afectar gravemente el funcionamiento del cuerpo. La meningitis puede estar causada por infecciones virales, bacterianas, fúngicas o, en casos más raros, por enfermedades autoinmunes o reacciones a ciertos medicamentos.
Síntomas frecuentes
Los síntomas varían según la edad y el tipo de meningitis, pero los más comunes incluyen fiebre alta, dolor de cabeza intenso, rigidez en el cuello, náuseas, vómitos, sensibilidad a la luz, confusión y somnolencia. En bebés, también pueden presentarse llanto inconsolable, rechazo al alimento y abombamiento de la fontanela (la parte blanda del cráneo). Si varios de estos síntomas aparecen juntos, es fundamental buscar atención médica inmediata.
¿Es contagiosa?
La meningitis puede ser contagiosa dependiendo de su origen. Las formas virales y algunas bacterianas, como la meningitis meningocócica, pueden transmitirse de persona a persona a través de gotículas respiratorias (tos, estornudos, besos). Sin embargo, la meningitis fúngica y otras formas no suelen ser contagiosas. La prevención depende en gran medida del tipo de agente infeccioso involucrado.
Cómo se diagnostica
El diagnóstico se basa en la historia clínica del paciente, una exploración física y pruebas complementarias como análisis de sangre y, sobre todo, una punción lumbar. Esta prueba permite analizar el líquido cefalorraquídeo para identificar si hay infección y cuál es el tipo de microorganismo causante. Un diagnóstico rápido es crucial para iniciar el tratamiento adecuado lo antes posible.
Tratamiento según el tipo
El tratamiento varía según la causa. La meningitis bacteriana requiere hospitalización y antibióticos intravenosos urgentes. En muchos casos también se administran corticosteroides para reducir la inflamación. La meningitis viral suele resolverse sola con reposo, hidratación y control de los síntomas. Las formas fúngicas o autoinmunes tienen tratamientos específicos que dependen del diagnóstico clínico.
¿Se puede prevenir?
Sí, muchas formas de meningitis se pueden prevenir con vacunas. Existen vacunas eficaces contra el meningococo, el neumococo y el Haemophilus influenzae tipo B (Hib). Estas vacunas están incluidas en los calendarios de vacunación infantil y también se recomiendan en adultos con factores de riesgo. Además, mantener buenos hábitos de higiene y evitar el contacto cercano con personas enfermas ayuda a reducir las posibilidades de contagio.
Riesgos y complicaciones
La meningitis bacteriana puede progresar rápidamente y causar complicaciones graves como pérdida de audición, daño cerebral, convulsiones o incluso la muerte si no se trata a tiempo. Por eso, es vital reconocer los síntomas y acudir al médico ante la mínima sospecha. La rapidez en el diagnóstico y tratamiento puede marcar una gran diferencia en el pronóstico del paciente.
Conclusión
La meningitis es una enfermedad seria, pero con información adecuada, vacunación y atención médica temprana, puede prevenirse y tratarse con éxito. Ante cualquier duda o síntomas compatibles, no esperes: consulta con un profesional de salud.